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Channel: PÁGINAS CÉLEBRES DE MONSEÑOR MARCEL LEFEBVRE
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Conferencia

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CONFERENCIA EN ECÔNE DE
MONSEÑOR MARCEL LEFEBVRE

(Martes 15 de abril de 1986)

Queridos amigos, ¡pudieron, durante las vacaciones, reflexionar sobre el sermón del domingo de Pascua!...

(En el Sermón del Domingo de Pascua del 30 de marzo de 1986, Monseñor Lefebvre había dicho: “Nos encontramos verdaderamente frente a un dilema gravísimo, que creo no se planteó jamás en la Iglesia: que quien está sentado en la Sede de Pedro participe en cultos de falsos dioses; creo que esto no sucedió jamás en toda la historia de la Iglesia. ¿Que conclusión deberemos quizás sacar dentro de algunos meses ante estos actos repetidos de comunión con falsos cultos? No lo sé. Me lo pregunto. Pero es posible que estemos en la obligación de creer que este Papa no es Papa. No quiero decirlo aún de una manera solemne y formal, pero parece, sí, a primera vista, que es imposible que un Papa sea hereje pública y formalmente”).

Entonces querría, puesto que hay distintos ecos, distintas reacciones, querría clarificar un poco, en la medida en que es posible, porque la situación de la Iglesia es una situación tan misteriosa, que no es tan fácil clarificar las cosas…

Digamos, en primer lugar, ¿por qué esta posición adoptada, por qué hablar así de los actos del Papa, y juzgar hasta cierto punto los actos del Papa, como se podría hacerlo de los cardenales, de los obispos, de la Curia Romana?

Pienso que la respuesta es simple, ¿verdad? Estamos convencidos, y debemos estar convencidos, que lo que hay en primer lugar, lo que hay de fundamental en nuestra vida cristiana y en nuestra vida, es la fe.

¿Por qué Ecône, por qué la Fraternidad, por qué la resistencia de tantos sacerdotes y fieles?… para guardar la fe, ya que es el primer mandamiento, y la primera obediencia que debemos a Dios, por la revelación que nos hizo, la revelación de su Divino Hijo y de su Encarnación y sus Misterios: Misterio de la Redención, Misterio de la Resurrección, de glorificación. Es toda una revelación, revelación que nos es comunicada por Dios. Y ante la comunicación de esta revelación por Dios, ¿cuál debe ser nuestro primer sentimiento? … obediencia: yo creo. No puedo hacer otra cosa que creer.

Entonces, esta fe no va completamente sola. Esta fe tiene necesidad, por lo tanto, de transmitirse. Y si es necesario transmitirla, son necesarios órganos para transmitirla. Y por eso Nuestro Señor constituyó su Iglesia, constituyó sus sacerdotes, constituyó su sacerdocio.

Y al mismo tiempo que la fe, Dios participó la gracia, la santificación, y en consecuencia todos los medios de santificación. Esto es la Iglesia. Y es lo que la Iglesia hizo durante veinte siglos. Se organizó, se constituyó, se estructuró, de una determinada manera, si se puede decir, para eso.

¿Qué es el Santo Oficio si no la defensa de la fe, la protección de la fe de los fieles, por todos los medios a su disposición? El Santo Oficio de la Inquisición de fe que busca todo lo que puede ser nocivo para la fe de los fieles y debe proteger a los fieles contra los ataques del error, los ataques del espíritu astuto que quiere obviamente introducir herejías y errores dentro de la Iglesia, de la Cristiandad.

¿Qué es el Dicasterio de la Propaganda? Es el dicasterio de la difusión de la fe, de propaganda fide, es eso el título de la Propaganda. De la difusión, pues, de la fe.

¿Para qué el Dicasterio de los obispos? Porque los obispos son los sucesores de los Apóstoles, los que deben difundir la fe. ¿Por qué el Dicasterio de los Sacerdotes, del Clero? Porque el Clero está encargado de difundir la fe, y en consecuencia es necesario dar al clero las directivas, protegerlo contra las dificultades que puede tener. Y es este Dicasterio el que se encarga del Catecismo porque son los sacerdotes los que están encargados de enseñar el Catecismo, y en consecuencia es el Dicasterio del Clero el que enseña el Catecismo.

Todo eso es tan natural, diría, evidente. Se organizó toda la Iglesia Romana para la fe, propagar la fe, comunicar la fe, y luego, al mismo tiempo, comunicar la gracia por supuesto: Dicasterio de los Sacramentos, Dicasterio del Culto, de la Liturgia, de la adoración de Dios, de la manera de adorar a Dios. Y todo eso en función de la fe.

Es lo que han hecho los Apóstoles. Basta con citar solamente dos o tres textos de los Apóstoles… Cuando Pedro hizo ese milagro extraordinario de ese paralítico que curó; a continuación, preguntado por los príncipes de los sacerdotes que querrían impedirlos de predicar, Pedro, lleno del Espíritu, les dijo: Jefes del pueblo y ancianos de Israel, si se nos interroga hoy sobre un beneficio concedido a un enfermo para saber cómo se curó a este hombre, sabedlo bien, todos vosotros y todo el pueblo de Israel, es por el nombre de Jesús de Nazareth, a quien crucificasteis —¡a quien crucificasteis, no tiene miedo de decirlo! — y que Dios resucitó muertos.

¡Es por Él que este hombre se presenta ante vosotros, plenamente curado! Este Jesús es la piedra rechazada por vosotros los edificadores del edificio, y que se convirtió en la piedra angular. ¡Y la salvación no está en ningún otro, ya que no hay bajo el cielo otro nombre que se haya dado a los hombres por el cual podamos ser salvos!

Entonces, ¿qué van a hacer los príncipes de los sacerdotes? Porque ven la seguridad de Pedro y de Juan, reconocieron bien que había allí un milagro ante el cual no podían hacer nada. Entonces, ¿qué van a hacer?… Llamándolos, les prohibieron absolutamente hablar y enseñar en nombre de Jesús: Haced todo lo que queráis, pero no habléis más de Jesús… Pedro y Juan respondieron: Juzgad si está bien ante Dios obedecer más a vosotros que a Dios. En cuanto a nosotros, no podemos no decir esto que vimos y oímos. Debemos seguir…

Es esto. Se pueden leer todos los Hechos de los Apóstoles, es siempre la misma cosa.

Los arrestaron nuevamente: Los trajeron, pues, y los presentaron en el Sanedrín. El Sumo Sacerdote los interrogó y les dijo: “Os prohibimos severamente enseñar en ese nombre, y sin embargo vosotros habéis llenado Jerusalén con vuestra doctrina y queréis hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre”. Pedro y los apóstoles contestaron: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a quien vosotros disteis muerte colgándolo de un madero. A éste lo ha exaltado Dios con su diestra como Jefe y Salvador, para conceder a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de estas cosas, y también el Espíritu Santo que ha dado Dios a los que lo obedecen”.

Así es cómo han respondido los Apóstoles: siempre enseñando a Nuestro Señor. Y la palabra de Dios se extendía cada vez más. El número de los discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén y una multitud de sacerdotes obedecían a la fe.

Es necesario hacer bien hincapié en este término: obedecían a la fe. La fe, es una obediencia. Nosotros debemos obedecer a la fe.

Y pienso que es esto lo que ahora es crucial delante de nuestros ojos: que nos encontramos delante de Obispos, e incluso del Papa, que no obedecen ya a la fe…

Por qué ir a los Judíos… Son los mismos Judíos, básicamente, los mismos que los que negaron Nuestro Señor. Es la misma cosa, exactamente, el mismo espíritu.

Están en contra de Nuestro Señor Jesucristo. Cantaron, al partir el Papa de la Sinagoga: Esperamos al Mesías, esperamos al Mesías, esperamos al Mesías…

Si lo esperan, es que no creen en el que vino. Queda claro.

¿Entonces? Pues no es posible rogar con gente como ésta, no es posible. Hay allí una desobediencia a la fe en Nuestro Señor Jesucristo. No se predica ya a Nuestro Señor Jesucristo como se debería hacerlo, como lo hicieron los Apóstoles.

Entonces, nos encontramos ante este hecho que los teólogos llaman la communicatio in sacris. Es un hecho: communicatio in sacris.

Tomad vuestros libros de Moral. Ved la virtud de fe, y veréis que en la virtud de la fe hay siempre un pequeño capítulo sobre la protección de la fe y la defensa de algunas cosas que se refieren a la fe.

La communicatio in sacris está, en principio, prohibida. Pero se la distingue entre activa y pasiva.

Pasiva, es el que va por curiosidad a una ceremonia no católica —es siempre no católico; ponen siempre en una misma categoría a los no católicos, por lo tanto los protestantes, los musulmanes, todos los cultos posibles e inimaginables que no son católicos— entonces hay allí la participación pasiva, por lo tanto por curiosidad o por razones de ceremonias para amigos, padres, que no son católicos, pero siempre pasivos: ninguna oración, ninguna comunicación, ningún canto en el cual participan; están allí absolutamente pasivos. Entonces esto se autoriza en algunos casos.

Pero la communicatio in sacris activa está absolutamente prohibida, absolutamente prohibida.

Entonces cuando se trata de los rezos, cantos, incluso el órgano, está prohibido, absolutamente prohibido.

Aunque las palabras de las oraciones sean palabras ortodoxas y que no sean contrarias a la fe católica. Incluso siendo así, no se tiene el derecho a rezar con los que no tienen nuestra fe, que no tienen la fe católica; es, hasta cierto punto, comulgar con ellos en su fe, en una fe que no es católica.

Entonces, implícitamente, es un acto contrario a la fe católica, y en consecuencia un acto que los pone en la situación de sospechoso de herejía. Y si se es advertido, y seis meses después se sigue, se es considerado, entonces, como hereje.

¿Qué queréis? Es un hecho. El Papa rezó con ellos.

Y lo anuncian incluso todos estos últimos días —en el L'Osservatore Romano que he leído hoy: el anuncio para Asís— y bien el Papa anuncia que va a rezar con todas las religiones a Dios… ¿A qué Dios? Va a rogar a Dios…, pues, con todas las religiones por la paz, se dice…

Esto es un problema, un problema teológico, un problema que pueden consultar… El Derecho Canónico, la communicatio in sacris… En el Diccionario de Derecho Canónico, de Naz, verán lo que dice. Id a consultar todos los libros de moral, la virtud de la fe, encontraréis la communicatio in sacris. No es muy largo, es algo menos explícito que en Naz, en el Diccionario de Derecho Canónico, pero veréis allí lo que es. Veréis si no estamos ante un caso de este tipo.

Entonces me diréis: — Pero el Papa está por sobre la ley.
¡El Papa no está por sobre las leyes divinas!
Está por sobre las leyes eclesiásticas, de acuerdo. No se puede decir que porque hizo eso, él va a ser excomulgado. Esta es una ley eclesiástica, como consecuencia de esta sospecha de herejía y esta herejía… Pero, en fin eso es una ley a pesar de todo…; que está hecha por la Iglesia, es otra cosa.

Pero, en lo que se refiere a la sospecha de herejía y la herejía, es una consecuencia directa de una communicatio in sacris, por lo tanto una comunión con gente que no tiene nuestra fe.

Eso, eso cae exactamente bajo la prescripción, la prohibición que San Pablo hizo a los Corintios, diciendo: — No hay que tener contacto con los infieles. ¿Qué relación hay entre Belial y Dios? ¿Qué relación entre las tinieblas y la luz?

Eso no puede quedar más claro. Pero San Juan también dice la misma cosa. Prohíbe ir precisamente con los infieles, comulgar con los infieles, encontrarse juntos… ¡y con mayor razón en el rezo!

A continuación, se plantean otros problemas. Hay otro problema. Si de verdad se comprueba que el Papa hace communicatio in sacris y que, por lo tanto, es sospechoso de herejía, y que si sigue —y de hecho hace 3-4 actos similares, y se propone hacer otro aún mucho más grave con todas las religiones de la tierra— entonces… ¿puede un Papa ser herético? Se plantea necesariamente la cuestión.

Se responderá: eso es aún otro problema, por lo tanto no se soluciona, digamos, absolutamente…

Pero en fin, pienso que basta con ir a consultar los teólogos, con ir a consultar a todos los que estudiaron estas cuestiones, para ver…

Es muy probable que, en su conjunto, los teólogos digan que el Papa no puede ser herético públicamente, por lo tanto profesar públicamente una herejía.

Ahora bien, si hay algo que es público, está bien claro que es lo que hizo el Papa; es esto que hizo hace dos días. Hay quizá mil millones de hombres sobre la tierra que vieron al Papa entrar en la Sinagoga, ya que es difundido mundialmente por los satélites y que el mundo entero pudo verlo por la televisión.

Saben, cuando digo el mundo entero, yo no me equivoco, porque les garantizo que, id a Perú, id a Bolivia, id a Colombia, id a los barrios más pobres de las ciudades más miserables…, de la gente que sólo tiene cuatro paredes, y de chapas o de la paja… ¡allí está la televisión! Y bien sí, tienen un televisor. Es la primera cosa que se compran. Tienen la televisión… Id a Bombay, en los barrios más pobres, más desamparados, hay una antena de televisión. ¡Es increíble! ¡Esta televisión tiene una influencia increíble!

Entonces ver, todos pudieron ver al Santo Padre que entraba en la Sinagoga. Muchos católicos, por supuesto que hay otros que no son católicos, pero muchos católicos vieron eso… gente pobre, pequeños cristianos de la campaña, sin casi darse cuenta —ya que ahora no se tiene ya la fe, es allí lo grave del problema… no se tiene ya la fe católica, disminuyó por todas partes, se reduce de verdad a pocas cosas— entonces no ven la malicia de eso.

El Papa fue a visitar a los judíos, apretó la mano del gran rabino, hizo un acto de caridad, hizo una visita agradable de cortesía, etc. No ven. Es la reacción de la mayoría de la gente. ¿Por qué? Porque no tienen ya la fe en Nuestro Señor Jesucristo. No tienen la fe en la única salvación del mundo, en el único Salvador del mundo que es Nuestro Señor Jesucristo: ¡Oh! Uno se salva en todas partes, y tanto más… puesto que el Papa hace eso, por lo tanto es que todas las religiones son buenas, que se sea judío, que se sea musulmán, que se sea cualquier cosa, eso no tienen importancia… Se va siempre hacia el mismo Dios… como él dice, por otra parte, desgraciadamente, el mismo Papa.

Lo tengo en un discurso en Camerún; dice explícitamente: ¡nosotros, católicos, creemos que Jesús es el único medio para ir a Dios, pero respetamos todas las vías que conducen a Dios!… Entonces, si sólo hay un único medio para conducir a Dios, ¿cómo se pueden respetar todas las vías que conducen a Dios?… pues hay otras vías que conducen a Dios… ¡según la conciencia de cada uno!…

¡Es increíble! No es eso lo que dijeron los Apóstoles. ¡Hubiesen dejado a los judíos en su buena conciencia, pero no decirles que debían convertirse!

Entonces el problema se plantea.

Primer problema: la communicatio en sacris.
Segundo problema: la cuestión de la herejía.
Tercer problema: ¿el Papa es aún Papa cuando es hereje?

¡Yo no sé, no zanjo! Pero pueden plantearse la cuestión ustedes mismos. Pienso que todo hombre juicioso debe plantearse la cuestión. No sé. Entonces, ahora, ¿es urgente hablar de esto?…

Se puede no hablar, obviamente… Podemos hablar entre nosotros, privadamente, en nuestras oficinas, en nuestras conversaciones privadas, entre seminaristas, entre sacerdotes…

¿Es necesario hablar a los fieles? Muchos dicen: — No, no habléis a los fieles. Van a escandalizarse. Eso va a ser terrible, eso va a ir lejos…

Bien. Yo dije a los sacerdotes, en París, cuando los reuní, y luego a vosotros mismos, ya os había hablado, yo dije: pienso que, muy suavemente, es necesario, a pesar de todo, esclarecer un poco a los fieles…

No digo que sea necesario hacerlo brutalmente y lanzar eso como condimento a los fieles para asustarlos… No. Pero pienso que, a pesar de todo, es una cuestión precisamente de fe. Es necesario que los fieles no pierdan la fe. Somos encargamos de guardar la fe de los fieles, de protegerla.

Van a perder la fe… incluso nuestros tradicionalistas. Incluso nuestros tradicionalistas no tendrán ya la fe en Nuestro Señor Jesucristo. ¡Ya que esta fe se pierde! Se pierde en los sacerdotes, se pierde en los obispos.

No se cree ya en la virtud de Nuestro Señor Jesucristo. No se cree ya en su divinidad. Es el Cardenal Ratzinger mismo quien lo dijo. Dijo en su informe: - Europa no cree ya en la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, y especialmente el clero europeo no cree ya…

Y bien, ¡es grave!, es la cosa más grave que se pueda decir. No creen ya en la virtud sobrenatural de Nuestro Señor y que Nuestro Señor es de verdad el medio de salvar las almas. Entonces ya no buscan más que medios humanos. De ahí la teología de la liberación. De ahí todos los principios revolucionarios. No se busca ya la justicia por la virtud, por la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, por la conversión de las almas, por la transformación de las almas, la cristianización de las almas: cada uno de los que han sido bautizados revistieron a Jesucristo. He aquí la civilización cristiana, he aquí la transformación de las almas, he aquí la verdadera revolución que debe hacerse en las almas, para la civilización cristiana. Y no la revolución por la base, con las armas si es necesario, contra los tiranos: ¡es poner el fuego en la pólvora! Es excitar el odio en la gente.

Entonces, he aquí la situación en la cual nos encontramos y es necesario volver nuevamente siempre a eso: tengamos la fe, reavivemos nuestra fe, porque es debido a la fe que se pierde que el Concilio fue lo que fue. Porque los obispos no tienen ya la fe, y los sacerdotes no tienen ya la fe. Es por eso que abandonaron el sacerdocio, es por eso que pretendieron ser sacerdotes obreros. Pretendieron hacer cualquier cosa: congresos y congresos, reuniones, asambleas, sínodos, y todo eso… supuestamente por la fe… Pero es necesaria la gracia de Dios, es la gracia de Nuestro Señor Jesucristo. Es Él quien salvará, es Él que es todopoderoso. Es Dios. Es Él que vino adrede para eso, para salvarnos. Es Él quien debe salvar, no somos nosotros, no somos más que instrumentos…

Pienso que allí está el problema.

Y se dice: Monseñor va a hacer cisma…¿Pero quién hace cisma? … ¡No soy yo! Para hacer cisma es necesario dejar la Iglesia. Y dejar la Iglesia, es dejar la fe, en primer lugar.

¿Quién deja la fe de la Iglesia? La autoridad está al servicio de la fe. Si ella abandona la fe, es ella quien hace cisma. Entonces no somos nosotros quienes hacemos cisma.

En cuanto a la cuestión de la consagración de un obispo, ya os hablé. Yo diría ahora que la cuestión se vuelve casi secundaria, dada la gravedad del problema ante el cual nos encontramos, en fin, que tenemos delante de los ojos, lo que hace el Papa.

Es eso ahora lo que es de verdad trágico, absolutamente trágico… y que nos llena de tristeza, y que debe llenarnos también del deseo de rezar, de sacrificarnos, de suplicar a Dios para que intervenga…

Yo no soy profeta, pero me pregunto si la guerra que ha comenzado hoy —ya que la guerra ha comenzado a la 4 de esta mañana, la guerra abierta de América contra Libia— sea la chispa que quizá que va a poner el fuego en la pólvora en el mundo.

Quizá sea la respuesta de Dios al acto que hizo el Papa el domingo. No sé nada, no soy profeta, pero en la situación actual, es necesaria poca cosa para que la deflagración estalle en todo el mundo.

Rusia tiene la intención de sostener a Libia y comienza a enviar misiles contra los aviones americanos, es la Guerra Mundial. En la radio, comentaban esta mañana: Los aviones americanos fueron a destruir cuarteles a Trípoli, han reducido los cuarteles a nada esta mañana…¿Qué va a salir de esto?

Será necesario un buen día que Dios hable. No es posible que Dios permita ser dejado de lado por los que deben defenderlo, por los que deben ser sus partidarios… ¡No es posible que eso dure indefinidamente, no es posible eso!


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